miércoles, 9 de marzo de 2011

14 - Aprendiendo a subsistir con nada


" El día que vas al supermercado y puedes comprar tranquilamente un trozo de queso, o un bote de aceitunas, ese día todo te parece fantástico. De repente, algo tan insignificante como un pedazo de queso, pasa a ser un preciado tesoro. La verdad es que, después de pasar por  todo lo que he pasado, le doy mucho más valor a todo, a la vida, al tiempo, al dinero..."






Cuando te hallas inmerso en el juego, todo deja de ser importante, se vuelve relativo, y lo único que interesa es jugar, jugar, jugar y jugar.....Descargar adrenalina y seguir jugando.....Te olvidas del trabajo, de la familia, de los amigos, malgastas horas y horas de tu vida, te despreocupas de tu aspecto físico...Y todo se debe principalmente a que dedicas todo el tiempo del que dispones al juego, y cuando no juegas estás pensando en jugar, y si se te acaba el dinero empiezas a pensar en qué hacer para obtener algo, lo que sea, para "invertirlo" en juego de nuevo, esperando que "suene la flauta" y puedas ganar (mejor dicho, recuperar algo de lo perdido). Por mi mente pasaron ideas para obtener dinero, francamente desesperadas. Me avergüenzo tanto de ellas, que prefiero ni nombrarlas. Será lo único que me quede para mí....

Siguiendo con mi historia, llegamos al verano de 2008.
Llevaba ya tiempo inventándome qué hacer para comer, comprando lo justo y necesario para subsistir, y además, haciendo ver que todo era de lo más normal frente a mi gente. Llegué a vivir varios meses con muy poco presupuesto, ni yo mismo todavía sé cómo lo conseguí. Sin embargo, cobraba, y aunque tuviera la nevera vacía, no hacía ascos a jugarme los poco más de 200€ que me quedaban para pasar el mes, y perderlos en apenas unas horas.

Estaba desquiciado y tenía que hacer algo. No sabía el qué, pero no podía pasar así mucho más tiempo. No era bueno para mi salud, ni física ni mental. Me encanta viajar y me apetecía salir de vacaciones, ya que hacía  varios años que no salía de la ciudad. Pensé en qué podría hacer, a dónde ir, que fuese económico y que me ayudara a desintoxicarme, al menos durante un tiempo. Se me ocurrió Cadiz. Me apetecía la idea de perderme en una de las múltiples calas de "la tacita de plata". La intención era irme con el coche un par de semanas, dormir al raso, en la playa, e intentar recaudar algo tocando la guitarra, para ir algo más desahogado. Lo hablé con Marc, un gran amigo mio, y él me dijo: "y que tal si te vas al camino de Santiago?. Allí tienes naturaleza, tranquilidad y es barato...." Marc me encendió la luz. El camino de Santiago era justo lo que necesitaba, el camino de Santiago podía ser mi válvula de escape...

Llegó agosto, cogí mi mochila, y me fui camino de Roncesvalles.
Cuando llevaba tres horas caminando, todos mis problemas habían desaparecido. Fue una cosa increíble. Me sentía bien, fuerte, con ánimos. Me volví a sentir feliz mucho tiempo después.....Durante casi dos semanas el juego pasó a un segundo plano, y me preocupé única y exclusivamente de mí. 

Y entonces conocí a Eva......la mujer de mi vida.


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