domingo, 13 de marzo de 2011

16 - ...desafortunado en el amor




"Lo peor de tener una adicción al juego no es todo el dinero que tiras a la basura mientras estás jugando, lo peor de todo eso son los daños colaterales, cuando pierdes el apoyo, la confianza de los demás, cuando tiras por la borda tu vida entera, cuando la decepción se apodera del mundo que te rodea, y de repente te sientes sólo, de repente te encuentras sólo...y eres consciente de que TÚ eres el responsable de esa soledad, y de que ya es demasiado tarde para volver atrás, para volver a empezar..."

Eva....dónde estarás ahora??



Eva nunca se recuperó del golpe, a pesar de que me consta que lo intentó. Pero, lo intentó de veras? con todas las consecuencias?
Eva partía con desventaja, durante su infancia sufrió la adicción de un familiar suyo, y eso la dejó marcada de por vida. Por otro lado, durante su adolescencia sufrió la adicción de un amigo suyo, ahora  ya rehabilitado, aunque parece que eso no lo supo ver, no lo valoró.
El caso es que Eva se hundió, y a pesar de que trató de ayudarme, no pudo soportar la presión.

Volvamos a la historia, después de comunicarle a Eva mi situación, fuimos a casa de mi madre y le contamos. Mi madre mostró entereza, y me aseguró que ella lo sospechaba desde hacía un tiempo. (Mi madre también se derrumbó, no lo hizo delante mío, pero al cabo de un tiempo me lo confesó). Vuelta a empezar de cero. Vuelta al médico de cabecera, vuelta a Bellvitge, y vuelta a esperar para comenzar de nuevo la terapia. Evidentemente, Eva me pidió algo más de tiempo para venirse a vivir conmigo a Barcelona, necesitaba ver resultados, necesitaba asumir toda mi realidad.
A todo esto, nos fuimos de vacaciones durante dos semanas. Coincidía que en aquellos días hacíamos un año juntos, y yo aproveché para pedirle matrimonio. Eva, emocionada, asintió. Fue tan bonito.... seguramente uno de los mejores momentos en mi vida. Estábamos más unidos que nunca, al menos eso creía yo. Yo, que en aquel momento la necesitaba como el agua que bebo, como el aire que respiro. Y ella estaba allí, y me apoyaba, pero sufría mucho, muchísimo, y yo lo notaba. Nos pasamos las dos semanas pensando en cómo le iba a devolver yo a mi madre el dinero que había puesto para saldar mis deudas con el banco (entre el préstamo, la tarjeta de crédito y los números rojos que tenía en la cuenta, aproximadamente unos 5000€). Yo le decía que no se preocupara, que poco a poco se lo devolvería, ella no hacía más que darle vueltas a la cabeza....

Volvimos de las vacaciones y empezó nuestro "via crucis particular". Yo empecé a pasar por un proceso de síndrome de abstinencia y me volví bastante irascible, a pesar de que no fui consciente de ello (lo descubrí después, cuando la doctora nos lo argumentó como una de las consecuencias principales al dejar de jugar), y lo pagué con Eva. A colación de una serie de acontecimientos que no vienen al caso, empecé a mostrar mi lado más celoso (inseguridad total ante la posibilidad de perder a la mujer de mi vida), y eso fue minando la predisposición de Eva, que ya estaba bastante debilitada, a continuar adelante con la relación. 
El terror se apoderó de mi chica, y empezó a plantearse la vida en común. Entre otras cosas porque se veía siempre en el peor de los casos: formando una familia, con hijos, y de repente a mi me entra la locura, y les arruino la vida, a ella, y a nuestros hijos...

Al final, el lunes 18 de enero de 2010, mientras disfrutaba junto a Eva de unas vacaciones en su pueblo, y tras unos días en los que ella se había mostrado bastante distante, nos sentamos a hablar, y decidió acabar con la relación, de manera fulgurante. Todavía recuerdo como si fuera ayer como rompimos los dos a llorar, no me podía creer que todo se acabara. No pudo (o no supo) aguantar la presión, se sentía decepcionada, se había desenamorado, según palabras textuales (no me las puedo quitar de la cabeza todavía hoy). La mujer de mi vida me abandonaba, las ilusiones que teníamos puestas en una vida en común se desvanecían, y todo GRACIAS a mi enfermedad.......

Cuando más la necesitaba yo a ella, resultó ser cuando menos me necesitaba ella a mí, al menos en aquellas condiciones.


Ese fue el primer día que advertí el peligro real que tenía todo aquel mundo en el cual me había metido como si de una distracción o de una forma de evadirse de los problemas se tratase. Ese fue el primer día que decidí hacer todo lo posible, luchar día y noche, hasta desfallecer si fuera necesario, para salir de esta lacra, para combatir esta dichosa enfermedad, hasta la saciedad.

A día de hoy, cada mañana, cuando me levanto, recuerdo a Eva destrozada en el monte, recuerdo a Eva destrozada en la cama, llorando desesperadamente, pidiéndome perdón por no poder continuar a mi lado, lo recuerdo como si hubiera pasado ayer, cada momento, cada segundo, cada color, cada olor....Eso es lo que me da más fuerzas para no volver a cometer otra vez el mismo error. Esos ojos preciosos ahogados en lágrimas no me los puedo quitar de la cabeza.


2 comentarios:

  1. recuperate, te entiendo perfectamente

    ResponderEliminar
  2. Gracias Anónimo, la verdad es que lo estoy consiguiendo, no sin luchar continuamente....y espero recoger los frutos de este trabajo, tarde o temprano.
    Gracias por tu comentario

    ResponderEliminar