5 - La desesperación

"Lo primero que una persona tiene que hacer cuando es consciente de que tiene un problema de adicción al juego, es solicitar INMEDIATAMENTE ayuda, primero a la familia, y después al médico de cabecera"

Llevo proponiéndome veces y veces el dejar de jugar. Aguanto 3 días a lo sumo, y en cuanto paso cerca de alguno de los bares que suelo frecuentar, acabo entrando. Sólo me gasto mil pesetas, me digo. Pero nunca es así. Soy incapaz de controlar cuándo tengo que parar de gastar. "Venga va, un poco más, que esto está a punto de salir....". 

No es la primera vez que le pido al dueño del bar, que me haga el favor de apagarme la máquina, ya que me he quedado sin dinero, y voy a sacar al cajero. Me siento avergonzado, culpable, blasfemo de camino al banco, pero a la vuelta, con el bolsillo lleno ya estoy tramando la "estrategia" para intentar recuperar lo perdido, me animo y me convenzo de que, en cuanto gane un premio gordo me voy para casa....

A todo esto, llega el euro a España.......

Eso significa que las partidas se encarecen. La partida hasta ahora valía 25 pesetas y ahora pasa a valer 20 céntimos de euro (33 pesetas). Sí, es cierto que también los premios son mayores......pero antes me gastaba dos mil pesetas y ahora veinte euros, antes me gastaba cinco mil pesetas y ahora cincuenta euros......Antes el premio eran diez mil pesetas y ahora son ochenta euros....pero el premio te toca una vez cada x, y el gasto es cada día....y cada vez más. 

A los ludópatas también nos afecta el cambio de moneda.

Poco a poco empiezo a perder la coherencia  y la sensatez. No es que me esté volviendo loco, es que el juego me ha trastornado por completo. Paso frente a los bares y miro desde afuera, si hay máquina, qué tipo de máquina, cuánto bote tiene,....definitivamente he perdido las riendas de mi vida. Ya incluso, he dejado de ser consciente de lo que estoy haciendo. 

Cada vez tengo menos dinero, pero cada vez salgo menos y gasto menos...

He fallado varias veces a varios amigos, que me han estado esperando para realizar actividades varias....y yo, encerrado en mi absurda pelea con el azar, empecinado en engañar al diablo, cavándome mi propia tumba..

El punto de inflexión llega una tarde de principios de los 2000.....Después de comer me había ido, como últimamente, a un salón recreativo que había cerca de casa. Como cada tarde, entraba deprisa y corriendo sin que nadie me viera (o eso creía yo) y allí ya me relajaba, me serenaba, y empezaba mi cruzada.

No recuerdo cuantas veces fui al cajero a sacar dinero ese día, y la maldita máquina que no quería dar el premio....La conocía perfectamente, a la máquina (falso!!) Estaba oyendo como caían las monedas en el cajón de la recaudación, eso era señal de que estaba repleto el cajón de los premios, y que, tarde o temprano me acabaría saliendo....Pero no salía, y cada vez tenía menos dinero, y cada vez más nervios, y cada vez las manos más tintadas de ese color verde de la resulta de la mezcla entre sudor y choque entre monedas.

Era una máquina de salón recreativo. Eso quiere decir que el premio gordo era de 400 euros. Estaba tan convencido que iba a ser mio que pensé...."bueno, hasta cuatrocientos euros puedo llegar a jugarme sin perder nada"   Llegué a gastarme 600 euros, se dice pronto.....Cuando eché la última moneda empezaba a ser consciente del error que acababa de cometer aquella tarde y todos aquellos años que llevaba jugando. Fui al cajero y ya no me daba más dinero, había sobrepasado el límite.....Lloré, recé, pedí despertarme de aquella pesadilla, juré que nunca más lo haría, me deshice....

Llegué a casa, me planté frente a mi madre, y lloré como nunca lo había hecho (ni incluso con la muerte de mi padre, diez años antes). Estaba completamente desesperado, descompuesto, roto...

Mi madre se llevó un gran disgusto, pero actuó con mucha entereza, aparentando ser fuerte en esos instantes y me dijo: "No te preocupes hijo, esto lo vamos a arreglar. Vamos a ir al médico y todo se va a resolver"