lunes, 21 de febrero de 2011

3 - Cuando lo divertido deja de serlo


"Uno no es consciente de que, cuando obtiene uno de los premios gordos, se está cavando su propia tumba...."



Desde la distancia, y después de pasar por varios tratamientos psicológicos, todo se ve mucho más fácil, pero es curioso cómo no me había dado cuenta de la siguiente realidad: en el momento en el que echas una moneda ya estás perdiendo dinero. Por lo tanto, si no ganas sigues apostando para recuperar lo perdido, y si tienes la "mala suerte" de ganar, sigues jugando (y perdiendo) porque piensas que has encontrado el chollo del siglo, el negociazo.... "Si hoy he ganado 5.000 pesetas, si voy a jugar cada día y logro ganar ese importe, al cabo del mes habré ganado 5.000 x 30 = 150.000 pesetas !!!!!! Y sin trabajar!!! Sólo yendo un par de horas por la tarde a jugar a las máquinas tragaperras..."  ILUSO


Después de este inciso, continuamos con mi historia.
Me encuentro en un momento en el cual aquella distracción que me hacía abstraerme del mundo, empieza a convertirse en algo feo. De repente, aquel instante divertido que me hacía desprender adrenalina, que me hacía sentirme importante, tomando decisiones sobre el azar, aquellos momentos de divagación absoluta en los cuales todo era divertido, luces y colores y música celestial, se están empezando a convertir en obligaciones, en nerviosismo, estress, ansiedad, agobio, oscuridad, música estruendosa y adictiva......

Aparece un nuevo proceso en mi vida, en mi enfermedad. Empiezo a sentirme incómodo, presionado, esto de jugar a las máquinas está dejando de ser divertido, y se está convirtiendo en una rutina peligrosa, en un devaneo muy arriesgado. Empiezo a ser consciente de que no estoy jugando a las máquinas, estoy perdiendo dinero en las máquinas, y juego para recuperar lo perdido, no por placer.....Y no sólo eso, también estoy perdiendo TIEMPO de mi vida. Estoy dejando de hacer cosas por pasarme toda la tarde en el bar, estoy dejando de quedar con mis amigos por jugar, estoy dejando de quedar con Carol, por culpa del maldito juego.  

Y lo peor de todo es que......tengo la sensación de que no lo puedo dejar...




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