viernes, 18 de febrero de 2011

2 - El principio

Lo primero que te preguntan, y que uno se pregunta en estos casos es....CUÁNDO EMPEZASTE A JUGAR???




Cierto es que, desde que tengo uso de razón, tengo el recuerdo de ser muy competitivo. Siempre me ha gustado ganar en todo lo que he hecho, tanto en el deporte, como en el colegio, siempre quería ser el que tuviera mejores notas, el más rápido en gimnasia, etc etc.

Recuerdo que mi padre de vez en cuando echaba el cambio del café o del paquete de tabaco, en la máquina tragaperra que había en el bar de debajo de mi casa. Recuerdo que a mi me hacía gracia ese cúmulo de lucecitas y sonidos que despertaban mi curiosidad, como la de la mayoría de los niños (o no). 

Cuando empecé a salir por las noches, estando en el instituto, uno de los "entretenimientos" que teníamos, normalmente los chicos, era, mientras nos tomábamos unas cervezas en el bar antes de entrar a la discoteca, poníamos 100 o 200 pesetas cada uno, y jugábamos en la máquina tragaperra del bar...en grupo.

El punto de inflexión real de todo esto, el momento preciso en el cual tengo constancia de empezar a jugar sólo, de ir expresamente a un bar a echar monedas con la excusa de tomarme un cacaolat, lo sitúo en noviembre de 1998, tras la muerte de un familiar muy cercano a mi, y que me pilló por sorpresa......Después de su entierro, una tarde de invierno, entre semana, me fui a un bar que había no muy lejos de casa, pero tampoco muy cerca, y allí empezó oficialmente mi martirio (aunque realmente es probable que esta enfermedad fuera conmigo desde chiquitillo).
El caso es que empecé a jugar, con el único objetivo de dispersar mis pensamientos, de alejar mi sentimiento de pena por unos instantes de mi vida....No era consciente del error que estaba cometiendo, simplemente me sentía aliviado, me divertía incluso.
Mi situación económica en aquel momento era muy cómoda, estaba estudiando y trabajando, vivía con mi madre sin tener que aportar nada en casa, reiniciaba una relación sentimental con Carol, mi novia del instituto, y con la cual habíamos hecho un receso de tres años, aunque no habíamos dejado de vernos....Total, una vida muy tranquila, sin problemas económicos, aunque posiblemente con muchos vacíos en el campo sentimental.

Sin darme cuenta, empecé a tomar como rutina el hecho de que, cada tarde después de comer, me bajaba al mismo bar y me gastaba mil o dos mil pesetas, nada del otro mundo, nada peligroso, nada preocupante....
Mis amigos ya no eran los del instituto con los que había pasado ratos jugando y echando unas risas. Eran  otros amigos, casi todos mayores que yo, más maduros y con la cabeza más centrada...Y si alguna vez me ponía a jugar estando ellos, reprobaban mi actitud, no les hacía gracia alguna, y no participaban conmigo.

Supongo que este hecho me hizo recapacitar inconscientemente, y dejé de jugar mientras estaba con ellos o con Carol. Pero, por otro lado, continué jugando a sus espaldas.
Empecé a "esconderme" de ellos, me iba sólo a los bares, en otros barrios, donde nadie me conociera. Supongo que, inconscientemente, sabía que estaba haciendo algo mal, porque me escondía de todo aquel que me conociera, de todos menos de mi.....O sí, también me escondía de mi, de la parte que decía que aquello que estaba haciendo no era nada bueno, que aquel monstruo que estaba gestando dentro de mi mente tarde o temprano iba a emerger, y eso no era nada bueno...............



No hay comentarios:

Publicar un comentario